Reforma
Cuando una persona come de más puede seguir consumiendo alimentos, lo que establece así un círculo vicioso que promueve la obesidad, revela un estudio de la Universidad Thomas Jefferson, de Filadelfia.
El estudio sugiere que una forma en que funciona este ciclo es que cuando el intestino siente demasiadas calorías, bloquea una hormona que dice al cerebro «estamos llenos».
De acuerdo con un comunicado, para llegar a esta conclusión los investigadores observaron ratones que seguían dietas altas en calorías.
El autor del estudio, el profesor Scott A. Waldman y sus colegas decidieron explorar cómo la hormona denominada uroguanylina, que se produce en el intestino delgado y después viaja al cerebro donde da señales de saciedad, puede participar en la promoción de la obesidad.
En el proyecto, los investigadores dieron a los ratones dietas con alto contenido calórico que inducían a la obesidad durante 14 semanas y monitorearon lo que había sucedido a la uroguanylina en sus intestinos y cerebros.
Los científicos detectaron que los intestinos delgados de los ratones sobrealimentados dejaron de producir la hormona uroguanylina.
«Lo interesante es que no importó si los ratones eran delgados y comían de más, o si eran obesos y comían de más; la producción de uroguanylina se detuvo en ambos grupos de animales cuando consumían demasiadas calorías», apuntó Waldman.
Cuando examinaron los cerebros de los animales, los especialistas hallaron que los receptores para la hormona estaban intactos y que, incluso, habían incrementado en número, lo que demuestra que era la falta de producción y no una mala recepción lo que había evitado que la señal de saciedad llegara al cerebro.
Los especialistas explicaron que después se les dio una dieta baja en calorías a los ratones sobrealimentados, por lo que sus intestinos delgados comenzaron a producir la hormona de nuevo.
«Estos efectos son lo contrario de lo que sabemos sobre las hormonas relacionadas con la obesidad como la insulina y leptina», señaló el profesor.