
UAM Gazette
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de enfermedad y muerte en los pacientes que padecen diabetes. La elevación de la glucemia (cantidad de glucosa en sangre) es una característica típica de esta enfermedad. Durante mucho tiempo, se ha propuesto que es precisamente el aumento de la glucemia (hiperglucemia) el factor principal que deteriora las arterias y produce aterosclerosis lo que, tras años de enfermedad, conduce a su obstrucción y a la aparición de graves consecuencias, como el infarto de miocardio o el ictus cerebral.
En base a esta hipótesis, se pensó que una forma eficaz de reducir la mortalidad de los pacientes diabéticos sería controlar muy estrechamente su glucemia, para que fuera lo más próxima posible a los valores normales. Sin embargo, este abordaje no ha tenido el éxito esperado, ya que diversos estudios clínicos demuestran que el control estricto de la glucosa sanguínea no reduce a largo plazo la mortalidad cardiovascular de estos pacientes.
Ahora, dentro de la controversia existente, el grupo de investigación FARMAVASM (Farmacología Vascular y Metabolismo), en el Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, liderado por los Profs. Carlos F. Sánchez Ferrer y Concepción Peiró Vallejo, en colaboración con el Prof. Salvador Moncada, del University College London, y de los Profs. Juan P. Bolaños y Emilio Fernández, de la Universidad de Salamanca, ha propuesto un mecanismo que puede explicar en qué condiciones la glucosa elevada produce particularmente daño vascular.