
La Jornada
Con hacer cuatro preguntas a los derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que acuden a las clínicas familiares se podría duplicar el número de diagnósticos de diabetes y, sobre todo, identificar a las personas con riesgo de desarrollarla o por lo menos encontrarla en las etapas iniciales, lo que a su vez reduciría los riesgos de complicaciones graves y muertes prematuras, asegura una investigación realizada en el organismo.
Un grupo de asesores de la dirección general del instituto desarrolló un modelo econométrico con base en el cual es posible determinar que hasta 2014 había 6.6 millones de derechohabientes con diabetes, pero sólo la mitad (3.3 millones) tenía el diagnóstico del padecimiento.
La otra mitad desconocía su condición porque no asistía a la unidad de medicina familiar y/o no se le había ofrecido la prueba de glucosa capilar, que consiste en tomar una gota de sangre por medio de un piquete en un dedo de la mano.
El trabajo advierte sobre las dificultades que enfrentan las clínicas para detectar el padecimiento, porque el número de pacientes que son atendidos en 983 consultorios –de los mil 229 incluidos en la investigación– rebasa hasta tres veces o más el límite de 2 mil 800 derechohabientes señalados en la norma. Se encontró que en 13 unidades de medicina familiar los consultorios tenían más de 10 mil afiliados asignados.
Otro obstáculo para incrementar la prevención y detección temprana de la diabetes es la lejanía entre la clínica y el hospital de segundo nivel. Para la tercera parte de los pacientes, el traslado entre una y otro les toma más de 50 minutos. Se identificó que en 47 establecimientos ese tiempo era de más de tres horas.