Dolores González / Reporte Indigo
Decir que la comida rápida o fast food es mala para la salud no es algo novedoso. Desde hace varias décadas numerosos
estudios han comprobado que el consumo de estos alimentos está directamente relacionado con la obesidad y otro tipo de enfermedades crónicas como la diabetes e hipertensión.
Sin embargo, una reciente investigación realizada por la Universidad George Washington, en Estados Unidos, descubrió una nueva razón para evitar el consumo de comida rápida: un alto contenido de sustancias químicas tóxicas.
Los resultados revelan que quienes comen comida rápida con frecuencia presentan altos niveles de ftalatos, o ésteres de ácido ftálico; un grupo de compuestos químicos utilizados principalmente para aumentar la flexibilidad del plástico.
Para la investigación se registraron los alimentos ingeridos por los participantes en un periodo de 24 horas y éstos se compararon con muestras de orina para medir la presencia de los químicos tóxicos.
En total, participaron nueve mil personas a lo largo de siete años (2003 – 2010).
Se descubrió que quienes consumieron comida rápida en las últimas 24 horas tenían un nivel de ftalato DEHP de entre 15 y 24 por ciento superior que los participantes que no habían ingerido alimentos de este tipo.
En la década de 1990 el DEHP fue el plastificante más utilizado como aditivo en gran cantidad de productos de PVC para la construcción.
Actualmente está prohibido su uso en juguetes y productos para el cuidado de niños, así como en cosméticos, ya que se considera cancerígeno.
Asimismo, los consumidores de comida rápida presentaron un nivel mayor de fltalato DiNP entre 25 y 39 por ciento que quienes no habían comido fast food en las últimas 24 horas.
Este segundo químico se encuentra en una amplia gama de productos de la vida diaria, pero de igual manera se prohibió su aplicación en juguetes y productos infantiles.
La presencia de ambas sustancias químicas en la comida rápida se debe a que son comúnmente utilizados en el empaque de alimentos.
Además, Ami Zota, profesora de la universidad donde se llevó a cabo la investigación, argumenta que la presencia de los químicos se debe en gran parte al proceso de producción de la comida rápida.
Entre más máquinas y empaques de plástico estén involucrados en el proceso de producción, mayor será su nivel de ftalatos, explica
La comida rápida, fabricada en un sistema de producción en línea es, naturalmente, la clase de alimento que acumula una alta concentración de estos químicos tóxicos.
Zola espera que los resultados de la investigación, dados a conocer en la revista especializada Environmental Health Perspectives, fomenten la conciencia social para disminuir el consumo de fast food.
Los autores del estudio no descartan que otros alimentos también contengan ambas sustancias, después de todo se trata de elementos utilizados para el empaque de alimentos; sin embargo, enfatizan que la concentración de ambos químicos en la comida rápida es de un nivel altamente alarmante.
Y es que el consumo de estas sustancias está relacionado desde hace algunos años con enfermedades crónicas.
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