
Julio Madrazo / El Financiero
En días pasados el Observatorio Mexicano para las Enfermedades No Transmisibles (OMENT) actualizó la información que contiene sobre la calidad de la atención médica en el sistema de salud pública. Es digno de aplaudir que la Secretaría de Salud en esta administración haya reconocido que en relación a la obesidad y la diabetes, la principal epidemia de salud pública de México, se carecía de sistemas de información y de indicadores que nos permitan conocer el estado real y atender este grave problema.
En la página del OMENT (oment.uanl.mx) se puede tener acceso al Sistema Nominal de Información en Crónicas (SIC) y ver el Índice de Calidad de la Atención de la Diabetes en México (ICAD). El índice está construido con la información levantada en campo en 10 mil 595 clínicas de salud en los 32 estados de la República. La información es una joya y de enorme valor para quienes estudian temas y políticas de salud.
Ojalá se use mucho, la base de datos es pública. Los resultados son alarmantes: sólo nueve entidades obtienen un índice de 60 puntos o más. Las peores cinco entidades son Chiapas, Guerrero, Veracruz, Yucatán y Sonora. Las primeras cuatro parecen ser entendibles, resulta sorprendente que Sonora aparezca en el lugar número 30.
Lo que el ICAD nos está diciendo es que hacemos un trabajo mediocre o malo en la atención y el cuidado de quienes ya padecen diabetes.