
El País
Los niños necesitan seguir rutinas. Hábitos dirigidos a comer siempre a la misma hora y en familia, irse a la cama a la misma hora cada noche o controlar, a no más de una hora, el tiempo de televisión diario. Y deben establecerse desde una edad temprana. Controlar este tipo de factores, tan cotidianos, conocer su importancia y, además, aplicarlo, puede disminuir la incidencia de obesidad cuando crecen. «Es beneficioso establecer estas rutinas desde que los niños son muy pequeños para impedir así que en el futuro estos padezcan enfermedades relacionadas con su peso», esta es la principal conclusión de un último estudio de la Universidad de Ohio publicado esta semana en el International Journal of Obesity. Análisis anteriores habían concluido que el riesgo de padecer obesidad se reducía en niños preescolares que dormían lo suficiente; comían con sus familias y tenían limitado el tiempo de televisión, pero esta nueva investigación es la primera que evalúa los hábitos diarios y sus beneficios para la salud en menores preadolescentes, con 11 años. Tres fáciles y accesibles rutinas que pueden ayudar a evitar males mayores.